Castillo del Conde Gremor

El vampiro observó la escena a lo lejos, mordiéndose los labios para no soltar su inestimable risa. Sabía que si ocasionaba cualquier sonido, ella lo escucharía y lo descubriría. Se acercó y entró a la habitación. Le vio tendida en la cama desmayada y con un chichón que le daba un aspecto cómico.

- Vaaaya... parece que no se ha llevado bien con el ropero...

Cerró la puerta del ropero y se acercó a Kira,sentándose a su lado y comenzó a acariciarle el cabello.

- ¿Amor? ¿Estás consciente?

Le besó el chichón muy suavemente.

El vampiro abrió grandes los ojos ante la actitud de Kira. No era característico de ella enfadarse pero el vampiro sonrió. Pero al ver la bola negra de energía, se interpuso entre ella y el ropero, alzando una mano hacia la bola.

- ¡Espera! No te enojes con el ropero, a él no le gusta que lo maltraten. Seguramente lo has hecho enojar... o simplemente no le agradas...

Dio media vuelta y tocó suavemente al ropero mientras cerraba los ojos. Sus ojos entristecieron y volvió con Kira.

- Lo mejor será que me deshaga de él.

Dijo con nostalgia. Sin decir más, se retiró de la habitación. Una onda tristeza golpeó al conde de pronto. Kira pudo sentirlo...

Off: Por dios... XDDDDDDDDDDDDDDD

On: Gremor dio media vuelta y vio a Kira caer dentro de él. Corrió hacia el ropero y vio que ambos se encontraban en paz... relativamente.

- Oooh... - Sorprendido, se sentó en la cama frente el ropero y comenzó a observar lo que ocurriría. No abrió sus puertas ni ayudó a Kira. Se quedó estático.

El Conde reaccionó violentamente al escuchar el silencio y abrió de golpe la puerta del ropero y sin vacilamiento alguno, tomó a Kira con un brazo y la jaló afuera. Cerró fuertemente la puerta del ropero y puso a kira detrás de él encarando al ropero con la respiración acelerada.

El vampiro alzó sus manos hacia el ropero y se rodeó de un aura oscura... sus poderes malignos volvían a él. Un aura rosada se apoderó del ropero mientras comenzaba a temblar hacia él.

- ¡SAL DE AQUÍ INMEDIATAMENTE! - Le gritó a Kira. En seguida, el ropero lanzó varios rayos rojos a Gremor y éste los expelía con su aura oscura.

- ¡YAAAAAAAAAAAAAAAAH! - Lanzó hacia el ropero una gran cantidad de energía. Tardó unos cuantos minutos en convertirse en polvo que se acumuló en una esquina. Cansado, el vampiro se sentó en el suelo mientras el aura desaparecía y su respiración estaba acelerada. Cerró los ojos y con una manga, se limpió una lágrima y desvió la mirada hacia la pared.

Se levantó y vio a Kira. Caminó hacia ella sumiso en sus pensamientos y con las manos temblorosas, comenzó a sacudir el polvo de su vestido mientras tenía la mirada perdida.

- ¿Estás bien?

Se podía sentir en todas partes. La presencia del conde, irradiaba mucha tristeza o una carga muy pesada. ¿Qué demonios le ocurría? Él no lo diría por su cuenta.

El vampiro le miró con una expresión débil y negó con la cabeza. Se sentó en la cama y acarició las manos de Kira. Las besó y le dio un abrazo muy fuerte cerrando los ojos. Estando así, comenzó a hablar.

- Yo tuve un amor muy preciado hace muchos años. Tú ya lo sabes. Ella vivía aquí mismo, conmigo. Ella era muy suave cuando se requería y cuando me encontraba en apuros, ella trataba de ayudarme pero nunca tuvo los poderes como para hacerlo. Un día ella consiguió volverse más poderosa que muchas. Hechizó el ropero para vestirse más rápido. El problema es que dejó mucho de su esencia en él... y ese ropero era todo lo que de ella quedaba en éste mundo. Lorris lo destruyó todo. TODO. Su esencia tiene su mentalidad... y al principio te provocó porque sentía celos. Y ahora te hizo confiar... pero iba a asesinarte y es por eso que me interpuse y lo destruí. Para protegerte.

No dijo más. Era evidente que su pérdida le provocaba un gran sufrimiento... pero sus ojos cargados de lágrimas siempre eren muy volubles. Dio un sollozo y puso su cara en el pelo de Kira, sin soltarla.

Gremor le miró fijamente y le acarició los brazos. Se apegó a su pecho y le dio un abrazo muy apretado.

- No soportaría perderte a ti... y tantas veces he estado a punto... soy un tonto. Un completísimo tonto.

Las escenas de cómo la perdió a ella, revivían en su memoria, acosando su tranquilidad. Gremor tenía sus penurias, y muy fuertes. Contuvo las lágrimas y en seguida se levantó y comenzó a caminar... hacia algún lugar.

El vampiro salió al exterior y se sorprendió al ver los suelos verdes y algunas flores.

- Demonios... - Comenzó a flotar para no estropear a las plantas ya que si las tocaba, se podrían y morían. Flotando llegó hasta una roca y se sentó ahí. Viendo el cielo, se recostó poniendo sus manos detrás de su cabeza. Se quedó ahí un rato. Sacó de sus bolsillos un antiguo reloj que ya no servía. Ése era de ella seguramente y lo miró un largo rato. En seguida lo volvió a guardar y se quedó en silencio. Ya no lloraba.

- Si el viejo Gremor estuviese aquí, diría que soy patético. Pero siempre hace falta llorar... por una cosa u otra.

- Sí, y a veces lloramos solos nuestras pérdidas. - Dijo una voz femenina. Gremor alzó una ceja y dio un salto mientras la roca explotaba en mil pedazos. Se posó en el suelo y vio a una mujer cuyo mentón tenía apoyado en su espada y su mirada era madura pero en sus ojos, se notaban muchas muertes pasadas...



El vampiro vio a un segundo sujeto con ella. Se encontraba a su lado, mirándolo con repugnancia.



- ¿Con que éste es el vampiro? A juzgar por sus lágrimas secas, dudo que sea fuerte. - Su voz era masculina y muy serena. La guerrera le miró de reojo y sonrió.

- No te confíes, amado. Éste desgraciado asesinó a toda mi familia. Y fueron excelentes guerreros.

- Oh, ya veo. Bueno, en ése caso, la venganza será un plato caliente carmesí. - Dijo mientras se rodeaba de un aura verde. Gremor bajó la mirada y les dijo cansado.

- Ya he renunciado a las batallas. Por favor, ¿Podemos solucionar ésto pacíficamente?

- No fue eso lo que hiciste, maldito. - Dijo la guerrera, acercándose amenazadoramente...

Ambos miraron a Kira desafiantemente. La guerrera detuvo su andar al ver la diabólica sonrisa de la amada del conde. Gremor le miró y le hizo un breve gesto para que se fuera del lugar.

- Veo que ya no estás solo, Gremor. - Dijo la mujer, sin quitar la vista de Kira.

- Lo mismo digo, Tiarel. Pero por favor, somos adultos racionales. No quiero tener que cargar con sus muertes en mi consciencia. Insisto, solucionemos ésto pacíficamente. - Dijo el vampiro, mirándolos a ambos. El sujeto que venía con la guerrera avanzó y encaró a Gremor sin quitarle la mirada a los ojos.

- Ya veo. Tiarel, creo que éste vampiro ya no tiene deseos de asesinar a nadie. ¿Qué opinas? De todas formas, hemos viajado mucho, sólo para hacerle una visita.

- Va a tener que pagar. Su cambio de actitud no justifica todo lo que nos ha hecho. - Dijo la guerrera mirando fieramente a ambos.

Un silencio incómodo. Los dos caza vampiros estaban uno al lado del otro, y estaban dispuestos a asesinarlos a ambos. Pero de pronto, Gremor cerró los ojos y habló con una voz fuerte y calmada.

- Pues bien. ¿Saben qué? Ya no tengo deseos de morir. He encontrado en la que sostiene mi torso una razón para seguir luchando, y que conste que no he sido yo quien ha perseguido ésta batalla. He ofrecido una resolución pacífica, y vuestro orgullo será vuestra tumba. Así quedará escrito, y ya no me sentiré culpable por quienes asesine el día de hoy.

- Antes hablabas menos, estúpido. - Dijo Tiarel, en un tono de enfado.

- Ya basta de estupideces. Vamos a matarlos. Yo me encargo de la muchacha. Tú encárgate del Conde. - Dijo el tipo. Ella sonrió complacida. En ése instante, Gremor soltó a Kira y expulsó una onda de energía hacia atrás que la mandaría lejos y estaría cierto tiempo fuera de combate. En seguida alzó sus manos hacia ellos y fueron expulsados hacia atrás gracias a los poderes del vampiro. En seguida desapareció y reaparecieron varios clones que comenzaron a golpear a los dos caza vampiros, desatando una violenta batalla.

El combate era intenso y lleno de golpes, puñetazos y patadas. Eran cinco vampiros: Dos contra el tipo y tres contra la guerrera. El final todos los clones fueron destruidos y el conde se encontraba entre ambos. Alzó sus manos hacia ellos y dos truenos morados fueron lanzados hacia ellos mientras expulsaba un grito feroz.

- ¡GRAAAAAAAAAAAAAAAAHH! - Ambos se cubrieron de un escudo y los truenos fueron desviados. Gremor se limpió la sangre de la nariz y los otros dos se acariciaron los raspillones que habían recibido. Gremor estaba sorprendido. Éstos sujetos eran realmente fuertes. La guerrera miró a Kira unos momentos. Había entendido que el conde quería protegerla. Sonrió. En seguida sonrió y alzó sus manos hacia el cielo y se quedó quieta. El muchacho corrió hacia Gremor desenvainando una espada con un gran filo y el conde comenzó a esquivar sus cortes con suma agilidad.

- ¡Toma ésto, malditooooo! - La espada se rodeó de un brillo amarillo y dio un corte tan poderoso y brutal, que le hizo un tajo al conde en todo el ancho del torso, a la altura del estómago. Gremor quedó perplejo al ver cómo toda su sangre era desperdiciada al suelo y no emitió grito alguna. Se disponía a dar otro corte pero Gremor desapareció y reapareció detrás de él, agarrándole el cuello.

- ¡Me las vas a pagar! ¡Quédate quieto!

- ¡Ah, maldito, suéltame, suéltame, suéltameeeeee! - Gremor lo levantó del suelo y comenzó a quebrarle el cuello mientras sus colmillos crecían. Pero Tiarel le enterró una cuchilla en la espalda al Conde pero éste atinó en romperle el cuello al sujeto quien cayó con los ojos en blanco al suelo salivando. Gremor dio una vuelta brutal y le dio un codazo en la boca a Tiarel, quien sangró por la boca pero sonrió. Había creado alrededor del campo de batalla un escudo impenetrable por Kira, para que la batalla fuese dual. Gremor se quitó la cuchilla de la espalda y cayó de rodillas tosiendo sangre y maldiciendo.

- Oh, no te sorprendas. Ésa cuchilla contenía veneno apra vampiros. Te quedan... DIEZ MINUTOS DE VIDA. ¡JAJAJAJAJA!

- Rayos...