Zona De Entrenamiento

- Uuuuhhh... vaya, el infierno. ¿Cómo estarán mis amigos de ahí? Hace tiempo que no los veo. Lo último que supe de los demonios, fue que fueron derrotados... Hmhmhmhm... y que asesiné a su jefe para hacerme con algunas de sus riquezas. En fin, no se ven amistades sin ver las caras. Espero mi aprendiz, me siga el paso.

En una acrobacia aérea, se metió al caluroso agujero, aterrizando en el infierno. Cerró los ojos, y esperó a que Kira llegase.

- Silencio. Puedo escuchar el grito de un ente no demónico, no muy lejos de aquí.

Dijo el Conde, alzando una mano hacia Kira, para que guardase silencio. En seguida, comenzó a olfatear, y efectivamente, había algo allí que no era un demonio. Y ciertamente, los demonios de los alrededores guardaban su distancia. Ya conocían al Vampiro.

- Éste lugar, se parece a lo que yo quiero para el mundo. ¿No es adorable? Claro que en vez de apestosos demonios, habrían dulces mujeres, expresando lo que es el comportamiento genuino del ser humano, quien ha sufrido tantas modificaciones que... hay que darle un respiro. ¿No te parece justo, mi joven aprendiz? Hmhmhmhm...

En seguida, comenzó a volar hacia donde se escuchaban los gritos de Eliza. Y realmente era una insolencia que el Conde volase en territorio de demonios, y éstos, comenzaron a lanzarse encima de Gremor, pero éste, simplemente se rodeó de un escudo de energía maligna, que los demonios no podían penetrar.

- ¡Hmhmhmhmhm! Vaya, espero que Kira pueda con ellos. Bueno, le servirá de experiencia, además, estoy seguro que éstas basuras, no serán impedimentos para que me siga el paso.

En seguida, llegó a la sala de entrenamiento. De un puñetazo, rompió la puerta y entró caminando lentamente, mirando cada rincón del lugar.

- Mmmm... muy bonito, muy bonito. Quien quiera que sea quien entrena aquñi, debe ser un rival poderoso.

Y en seguida, sus ojos se pudieron en Eliza.

- "Vaya, una dulce muchacha de antifaz, de gracias tan inigualables como el elixir de la salvación divina, son responsables de tan desastrosos y monstruosos gritos. ¡Me gusta!"

El Conde se arregló los cabellos con las manos, mientras caminaba hacia ella.

- Muy buenos días, preciosa. Usted debe ser quien está prisionera en tan nefasto lugar...

- ¿No te agrado? Oh, sí, ya veo, estás de mal humor. Hmhmhmhm...

El Conde sacó su daga, mientras seguía caminando hacia ella.

- Es curiosa la luz que la daga puede expresar, aún cuando su único fin, es asesinar de una forma dolorosa y cruenta.

Se dio cuenta que conocía a su aprendiz, y sonrió.

- ¿Barita? ¡Muajajajaja! No, ella ya no es Barita. Ahora es Kira, una versión mejorada de tu patética amiga, como podrás ver.

Ya estaba a pocos pasos de ella.

- Sé que estás angustiada, pero yo no fui quien te metió aquí... jijijiji...

Su risa esta vez era suave y diabólica. En seguida, estuvo frente ella, y comenzó a caminar a su alrededor mientras le miraba a los ojos. Guardó silencio por un instante, mientras la examinaba. En seguida, habló suavemente.

- ¿No te sigo agradando? ¿Soy patético para ti? Si no te conociera, diría que tú das asco. Oh, pero te conozco maaaas de lo que crees. Un día tuve una prometida. ¡Muy preciosa! Más o menos como tú. Ella hacía muchas... cosas... ella insultaba a quien le daba la gana... se ganaba la vida a través de mentiras y engaños, asesinatos y ella limpiando su nombre a través de la lujuria. Su padre, me suplicó que... yo le diese fin a todo ello, y darle un buen estilo de vida. Yo la persuadí a través de todos los medios, pero ella, siempre buscaba el infierno... ¡Adonde quiera que ella fuese!

Puso el puñal en el cuello de Eliza, mientras hablaba cada vez más fuerte. Los ojos del Vampiro estaban desorbitados, recordando, sonriente.

- Un día, a ella la apuñalaron en una pierna. Ella estaba desconsolada. Los médicos predijieron que quedaría inválida. Y su... su... su ego maldito... hacía, que la magia fuese inservible, como... como... como un trapecio sin cuerdas... ¡Cuerdas! ¡Jajajajaja! Cuerdas... y ella me pidió... que la ayudase... mientras yo estaba ahí, feliz, siempre dispuesto para ella. Pero vi aquella maldad que está en tus ojos, la vi... vi los engaños... vi la lujuria... vi la prohibición de la moralidad... ¡YO TE VI A TI! ¿Y sabes qué es lo que yo hice cuando descubrí su verdadera cara?

Sacó el puñal de su cuello, y prosiguió a cortarse su cuello, mientras la sangre le salpicaba a Eliza. El Conde sacaba la lengua mientras se cortaba, mientras reía tan macabramente, que era una imagen realmente aterradora. El mensaje era muy claro en él: Iba a Asesinarla.

- Es curioso que lo menciones...

Dijo el Conde, mientras su herida se regeneraba completamente.

- Porque por mi sincera actitud, he sido condenado a muerte en 50 países mortales.

Eli giró hacia él, pero cuando regresó la mirada hacia Kira, el Conde estaba frente ella, mirándole directamente a los ojos.

- ¡Oh! ¿Una amenaza? ¡Yo adoro las amenazas! ¡A uno lo hacen enloquecer, y entra el pánico y todo se vuelve un caos! ¡Muajajajajaja!

El Vampiro enterró el puñal en el pecho de Eliza, sin vacilar y a una velocidad imparable e impresionante, mientras comenzaba a rodearse de un aura negra.

- No me importa que me llamen loco... no lo estoy...- Dijo Con una voz grave, mientras le miraba con el ceño fruncido, y sus ojos comenzaban a brillar de un color rojo.- ...¿Tú estás cuerda? Venderías a tu amdre si tuvieses menos de una pieza de oro. Matarías a cualquiera que te hiciese cualquier daño. Le mentirías a Akroma, sólo para conservar un amor ciego y estúpido, mientras tú misma, te consumes dentro de tu propia basura. ¿Es eso estar cuerdo, amiguita? Yo no lo creo...

El Conde podía leer fácilmente la mente de Eliza. Además, ya había conocido a Akroma. Y dedujo que él, la estab pasando bastante bien con otra. El Vampiro se puso el índice en su boca, mientras siseaba suavemente.

- Shhhhh... no grites. Sólo eres tú, la persona que vive una racionalidad ilógica y autodestructiva. ¿Eso te hace sentir mal? ¡PUES YO ESTOY PEOR!- Gritó con furia, dando una patada al estómago mientras su aura seguía creciendo, volviéndose más poderoso a cada segundo.

- Y si de algo te sirve... ¡BARA NO VOLVERÁ NUNCA MÁS! ¡WUAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAJAJAJA!

El Vampiro fue golpeado por Eliza, y dio una vuelta hacia atrás, pero estabilizó el vuelo. Sonrió. Pero se tocó el labio, y miró su dedo y... ¡¿Qué?! El Conde había sangrado una gota. Miró seriamente su gota de sangre, pero cada vez, sus ojos crecían más y más.

- ¿Hay una gota de MI sangre en mi dedo? ¿Ella me ha dado un golpe, ún solo golpe, y ya he sangrado?

Dijo Mientras las venas de su frente comenzaban a hincharse, y sus ojos se volvían más y más rojos.

- ¡¡¡CÓMO TE ATREVES, INSOLENTE, A HACERME SANGRAR!!! ¡¡¡VOY A SACARTE LOS SESOS!!!

Cuando gritó, liberó varias ondas expansivas que empujaron a Eliza o al menos, implicaron mucha fuerza que la hacia retroceder. La capa del Conde se movía muy violentamente y en seguida, desapareció, y reapareció frente de ella, dándole un golpe en la cara con una velocidad y fuerza tan brutales, que el piso se rompió. En seguida, con la otra mano, le lanzó un trueno a Eliza capaz de atravesarla. En seguida, se rodeó de un escudo impenetrable mientras seguía juntando más y más energía, mientras el piso comenzaba a temblar y resquebrajarse.

- Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhh....

En seguida, el Conde expulsó una onda expansiva aún más fuerte que la anterior, y el escudo desapareció, mientras él tenía cerrados los ojos, con una sonrisa satisfactoria. Tenía mucho poder. En seguida, le miró mientras se lamía los labios, y seguidamente, alzó una mano hacia ella., y fuertemente, la alzó hacia arriba, mientras le miraba sonriente. En consecuencia, las cadenas de Eliza le ataron alrededor de todo su cuerpo. En seguida, el Vampiro volvió a bajar suavemente su mano, y en seguida, paulatinamente comenzó a cerrar su puño. En consecuencia, las cadenas comenzaron a apretar a Eliza poco a poco, pero no se detenían. Serían capaces de apretarla hasta hacerla explotar. Pero ésto, aún no ocurría.

- Realmente me recuerdas a mi prometida, que en miseria descanse. Tus ojos... ¡Tus colmillos! Todo es idéntico. A personas como tú, no les espera un final feliz. ¿Y sabes por qué? ¡PORQUE YO SOY TU FINAL! ¡WUAJAJAJAJAJAJAJAJA!

En seguida, sin moverse, hizo que las cuchillas y espadas sobre la mesa, levitasen y en seguida, salieron disparadas a Eliza, y serían capaces de atravesarla por todos lados. El Conde sonreía simplemente. Pensaba que tenía la pelea ganada.

El Conde fue atrapado por las cadenas quneua pesar de las armas, el Conde no sufrió ni un rasguño, aquellas armas, no podían atravesar su piel pero su ropa, quedó algo dañada. Pero cuando Eliza la jaló, la cadena no se movió ni un milímetro. El Conde, con una mirada tranquila, se desató de ella, y en seguida, la jaló para quitársela a Eliza. Su fuerza era mayor que la de ella. Cuando tuvo la cadena en sus manos, el Vampiro le miró.

- Ya veo. La magia le dá entidades propias, incluso a los materiales inorgánicos. Debes ser muy poderosa como para haberlo logrado.

En seguida, los ojos del Conde hicieron un brillo aún más rojizo, sin dejar de ver la cade y en consecuencia... ¡La Cadena de Evaporó!

- Hmhmhmhm...

En seguida, volvió su mirada a ella y comenzó a caminar tranquilamente hacia Eliza.

- Pensé que alguien de tu poder podría dar algo más. Pero como imaginé, eres patética. Y no creas que eres algo importante para mí. ¿Sabes por qué vas a morir hoy? Simplemente... me gusta hacerlo. No puedo evitar sonreír cuando veo el miedo y el dolor en ojos ajenos. Y tú, amiga mía, no eres la excepción.

Se detuvo a unos pocos metros, y le hizo un gesto de que fuera a atacarlo.

- Vamos, sé que puedes dar mucho más que ésto. Ven a demostrármelo.

- ¿Era una cadena mágica? Pues he bloqueado el flujo de su energía, haciéndola desaparecer por completo. Si ésa cadena volviese aparecer, entonces, éso significaría que no puede pertenecer a una guerrera ordinaria, sino a algo mucho más poderoso.

El Vampiro simplemente se quedó ahí parado.

- Hazla aparecer de nuevo, preciosa. En ése caso, te miraré como una oponente igual a mí, y gustoso te daré un combate que valga la pena de la que no saldrás ilesa. De lo contrario, déjame decirte que... estás perdida. Hmhmhmhmhm...

Y efectivamente, el Conde abrió muy grandes los ojos, y fue atravesado por el impresionante poder de Eliza. Cayó completamente ensangrentado al suelo, y con los ojos en blanco. Sólo se oía el silencio.

Pero para sorpresa de Eliza, el verdadero Conde la atrapó desde atrás, desde abajo de los brazos hasta los hombros, sujetándola fuertemente.

- ¿Confundida? - Le susurró a la oreja. En seguida, desde la puerta en que se encontraba Kira, varios condes iguales llegaron, y se dirigieron hacia Eliza. Eran cinco en total, y el Conde ensangrentado en el suelo, se desvaneció, sin dejar rastro. Los cuatro Condes, hicieron sonar sus nudillos rudamente, mientras miraban con sonrisas malignas a Eliza.

- Deberían darme un premio por mis actos de magia. ¡¿No te parece?!- Ald ecir lo último, le apretó tan fuerte los hombros, que seguramente se los rompería, mientras los otros condes se reían. Procederían a golpearla en seguida.