Dando Un Paseo Imprevisto

- A veces renegamos la belleza bajo el celo de nuestro propio ego. Me costó siglos descubrirlo.

Dijo Gremor, mirando a Sui desde lejos, sin tocar el agua. Sus prendas eran las de siempre, pero su mirada era distinta. Era... indiferente, ya no tenía maldad. Observó a Sui por unos momentos y comenzó a flotar sin tocar el agua, hasta posicionarse frente ella.

- Yo te recuerdo... un día viniste a mi castillo... y me trajiste a Kira... sí, fuiste tú... - Su mirada era estudiosa.

Gremor bajó la mirada, dio un suspiro jubilosos y cruzó los brazos. Se puso a su lado y contempló el agua de las cascadas con ella. Guardó un silencio breve, y en seguida continuó hablando.

- Según yo recuerdo, fueron ustedes las que la mordieron, y fue Blair la que entró en mi castillo sin invitación. Además, quien le hizo todo eso fue Barasuishou, no Kira. Y debo recalcar que si intentas algún día algo contra ella, tendremos que ser rivales... lamentablemente.

Un nuevo silencio en su boca. Cerró los ojos y sonrió.

- Si no me equivoco, tú provienes del Inframundo, ¿Verdad?Hay rumores de muchos tesoros allá... imagina ha de estar bien cuidado.

- Hm... ya veo. Je... tienes una mirada que conozco muy bien. Has asesinado a muchos. ¿Verdad?

Hizo un silencio reflexivo. Abrió los ojos y le miró directamente a los ojos.

- Dime algo... cada una de esas muertes... ¿No persiguen tu consciencia hasta incluso el día de hoy? ¿No cargas contigo una amargura que nadie en su sano juicio desearía llevar?

Gremor alzó una ceja, y dirigió su mirada hacia el agua. Caía y caía, como si no tuviera fin. Sus ojos melancólicos miraron con ternura el brillo que provocaba en sol en contacto con ella.

- Cada mujer y hombre, enfrenta la muerte... SOLOS... ellos no saben lo que existe después de la muerte. Sólo tienen teorías, porque necesitan aferrarse en algo. La religión es eso. Es irónico cuando llegan a matar por ella. En fin... ellos... los humanos y otras razas racionales, pueden sentir lo que sentimos... y quizás pensar lo que pensamos. Pero ellos no saben qué hacer cuando los persigues.

Su tono de voz era amargo y NEGRO...

- Cuando clavas tus armas en ellos, es lo más impresionante que ellos sentirán en toda su corta vida. El hacer el mal... es atraer el mal. Yo ya estoy maldito. Todos me buscan y darán caza si pueden. Tengo a mi hermosa Kira en mi castillo, y muchos querrán matarla a ella también. - Hizo una pausa, y volvió a mirarle. - Tú pareces más joven que yo, y quizás enamorada... me parece que deberías reflexionar un poco más. Durante mucho tiempo, creí en el mal. Ahora sé que sólo es parte del todo. Si logras regresar a la serenidad, es posible que me entiendas. - Guardó un profundo silencio, perdido en sus propias reflexiones.

Se sentó a su lado y mientras ella miraba el agua, él miraba el cielo, y los pájaros que volaban.

- Es tormentoso vivir con un solo motivo, sobretodo si ése motivo no es el que te place. Je... vaya, cuánto hemos conversado y a penas nos conocemos. Pero no importa. En el fondo me caes bien, y te entiendo.

Le dijo seriamente. Dirigió su mirada hacia los árboles que se hallaban al otro lado del río, y cómo con cuanta calma, movían sus hojas al compás del viento paulatino.

- Cuando era joven cronológicamente hablando, estuve obligado a muerte a asesinar a los humanos durante la guerra entre demonios y humanos. Y adquirí la costumbre de mancharme de sangre. Al final... todo ése placer se transformó en mi miseria y casi en mi perdición. Si no hubiese sido por Kira... yo no estaría aquí, contándote ésto.

Guardó un breve silencio, recordándola.

- Y pensar que tal parecer, no tiene voluntad propia de separarse de mí... supongo que es un alivio. No soportaría perderla.

Gremor alzó una ceja, y sonrió también. En seguida volvió a la seriedad.

- Eso es justo para ti. Pero nunca lo será para los demás.

Se levantó, y sin decir más, comenzó a caminar por el bosque, el cual era muy frondoso y las criaturitas eran diversas. Ellas observaban al conde mientras paseaba, con temor. La nostalgia, la amargura, el dolor... sentimientos que nunca podrían desaparecer de su mente, sin importar cuán feliz estuviese. Se detuvo observando una ardilla que le faltaba una patita. Vaya... aquello le era familiar.

- No se me ocurre Aforismo alguno. Necesito beber sangre...

Se quedó en silencio unos momentos, disfrutando de él. Se susurra que las almas que sufren, son solitarias y disfrutan la calma. Gremor lo comenzaba a entender de nuevo, ya que se había transformado en alguien no violento. Sí, había vivido muy buenos momentos siendo así, su nueva actitud.

Pero de pronto, comenzó a toser y a toser, y cada vez que lo hacía, se encogía más y más en él. Puso se mano en su boca y comprobó aterrado que había sangre en su palma. En seguida se levantó y comenzó a expulsar mucha energía, rodeándose de un aura azul que expedía mucho poder... un poder monstruoso. Los árboles comenzaron a romperse y a salir volando, el río quedó casi seco mientras las rocas comenzaban a caerse. Después de tremendo esfuerzo, el Conde cayó al suelo, con sus cabellos cubriéndole el rostro. Se quedó estático...

De pronto, el vampiro se levantó a una velocidad despavorante, y se quedó viendo un punto fijo con la mirada en blanco. Lentamente giró su mirad hacia Suigintou, y pudo ver que era un rosttro diferente... ya no era blanco y armonioso sino que era rojo... y sus ojos habían cambiado de color. Ahora eran amarillos. todo había cambiado en él...

- Jejeje... - Su voz ahora era más perversa y más acelerada, mientras que su lengua puntiuaguda, salía de sus labios periódicamente. - Poseer a éste fracasado... fue más sencillo de lo que esperaba...

- Hablo de algo que conoces muy bien... jejeje... ¡TOMA ÉSTO, PERRA!

Desapareció de improviso y reapareció justo frente de ella y de sus brazos, aparecieron unas cuchillas con las que comenzó a atacar a Suigintou con una velocidad que fácilmente podría igualar la de ella, mientras reía frenéticamente tras cada golpe. En seguida volvió a desaparecer y apareció parado sobre la cabeza de Suigintou burlonamente.

- ¡Jajajajajajaja!

El golpe no le afectó en lo más mínimo y en seguida, se rodeó de un aura roja que expedía un poder que cambiaba a ratos de intensidad. Y con ésa aura, podría causar daño a Suigintou ya que traspasaba planos físicos. Y siguió dando puñaladas con la misma intensidad y velocidad.

- ¡JUAJUAJUAAAAAAAA!

Al final terminó por deshacerse en numerosos insectos, haciendo una gran nube negra y éstos insectos comenzaron a lanzarle aguijones venenosos muy rápidos y certeros mientras una risa diabólica se escuchaba en el aire...